Imágenes y símbolos
El Símbolo revela ciertos
aspectos de la realidad. El hombre occidental lleva consigo una parte
ahistórica (recuerdo de una existencia más completa) y no lo ha perdido como se
piensa.
El complejo de Edipo no es
algo escandaloso, la Imagen de la Madre sobre el sujeto no es ningún
desequilibrio psíquico. El ser humano más realista vive de imágenes, la
nostalgia que sentimos en ciertos momentos se halla cargada de significado. La
modernización de la sociedad ha ido degradando y marchitando esos ensueños o
melancolías. Pero volvemos a nuestro yo espiritual cuando nos distraemos
mientras vamos en el metro e incluso en situaciones límites, como lo fue la segunda
guerra mundial, la gente tarareaba canciones para evadirse de su fatal
realidad.
La historia de las
religiones conlleva descifrar y traducir textos, estudios de posibles
influencias y monumentos, análisis
científicos, etc. Pero la población actual tiende a aburrirse cuando lee algún
libro que trate estos temas porque ha perdido todo su interés sobre esto. No
deberíamos de ignorar este tipo de historia porque está en nosotros mismos, al ver
una obra de teatro, enamorarse o empezar una novela, nos transportamos al
presente eterno del amor y la religión. Por lo tanto, los mitos y los símbolos
se han difundido con el tiempo.
La forma que tenemos de
ver el mundo la asemejamos con diferentes símbolos. Ejemplo: proyectamos sobre
nuestro enemigo nuestros propios deseos destructores. Todo microcosmos (espacio
en dónde nos movemos) tiene un “Centro”, un lugar sagrado e intocable. En las
diferentes civilizaciones puede ser desde una montaña porque es muy ascendente
o una escalera porque hacen posible la comunicación entre Cielo, Tierra e
Infierno, hasta el mismo suelo porque determina la vida terrenal con la divina.
El mandala típicamente indio, permitía volver a encontrar el verdadero “Centro”
de cada uno, es una experiencia religiosa más auténtica y profunda.
Los simbolismos indios son
mitos, se han dado en un lapso de tiempo
sagrado. El hecho de escuchar un mito hace que olvidemos nuestra situación
particular y nos transporta a otro universo. El mito indio rompe con el tiempo
individual e histórico y actualiza el Gran Tiempo mítico, que es la verdadera
fuente de todo ser. El krta yuga
significa “la edad cumplida”, es decir, la edad perfecta, en la que reina la
justicia, la felicidad y el hombre encarna la ley moral. El tretâ yuga es la edad siguiente, en la
que el sufrimiento y la muerte aparecen. Con el dvâpara yuga aumentan los vicios y las desgracias, y en el kali yuga en el hombre y la sociedad se
alcanza el punto extremo de la desintegración (falsedad, lujuria, riqueza…). Kalpa equivale a un día de la vida de
dios, aunque sea eterno. El mito del Tiempo cíclico e infinito al romper las
ilusiones tejidas por el tiempo histórico, nos revela la vía de nuestra
liberación.
El término kala se emplea en el sentido de periodos
de tiempo, de duraciones infinitas y en un determinado momento. El dios Buddha
es capaz de abolir el tiempo y recorrerlo hacia atrás, de ahí que los budistas
y los yoguis antes de alcanzar su Nirvana proceden a “una vuelta atrás” que les
permite conocer sus existencias anteriores. Practicar yoga hace que nos
olvidemos del tiempo, liberándonos de la memoria, es fundamental concentrarse
en la propia respiración. La tendencia “imperialista” es lo que lleva a una
fuerza religiosa la asimilación de atributos divinos. Indra, un dios
propiamente guerrero, actúa como un mago en el mito indio, el arma que utiliza
es un medio mágico. Corta o rompe las “ligaduras” de los hombres son
arrastrados por Varuna que les arrastra a la muerte. Cuerdas, anillos, nudos y
lazos, son simbolismos que aparecen en muchos ritos mágicos.
Las conchas, perlas y
ostras tienen un simbolismo sexual, especialmente relacionadas con la mujer. A
parte de esto, las conchas han estado presentes como motivo decorativo y las
perlas como piedras preciosas. El yin en la China antigua, representa la
energía cósmica femenina y lunar, lo que hace que las mujeres “perviertan” a
los hombres. Antiguamente en Japón, llevar amuletos y adornos de ostras o
conchas marinas es favorable para la fecundidad. En India tocar una concha
durante una ceremonia agrícola, significaba que la cosecha iba a tener
resultados favorables. En el aspecto funerario, por ejemplo, los príncipes y
señores asiáticos eran enterrados junto con perlas y estuches de jade para impedir
su descomposición. En medicina, la perla se emplea contra las hemorragias, es
eficaz para sanar enfermos mentales, problemas oculares, casos de
envenenamiento, etc. Las conchas también se han utilizado como moneda. El
simbolismo religioso de la perla representa por una parte al alma humana o al
propio “Salvador salvado”.
El simbolismo del agua
implica tanto la Muerte como el Renacimiento, el contacto con él lleva una
regeneración: purifica, lava los pecados, desintegra… El bautismo tiene una referencia bíblica, es
el descenso a las Aguas de la Muerte o a los monstruos marinos, es una
simulación de Cristo en el río Jordán. Las imágenes más típicas en la religión
cristiana son el sol, la luna, la madera, el mar, entre los más destacados.
LA ESTRUCTURA DE LOS SÍMBOLOS
La psicología, la
antropología y otras disciplinas le han dedicado tiempo de estudio a los
símbolos. Tiene muchas definiciones: signo acordado por convención, imagen que
significa más de lo que expresa o símbolo como un haz de significaciones. Una
de sus principales funciones es unir significados contrarios en una sola y
única estructura comunicativa. La creación de un símbolo lleva a cabo un
proceso energético, tiene en su núcleo una coincidencia de contrarios unidos
por la representación. Los símbolos unen aspectos materiales y psíquicos,
opuestos o dispares, seres de distintas especies en las que el símbolo tiene
una energía especial, etc.
El símbolo
tiene un aspecto pragmático, es capaz de unir o expresar la unión del colectivo
humano. -Es un signo fragmentario que solamente se completa en la reunión de
las partes que lo usan y es también la representación de una totalidad. -Tiene
una “semiosis abierta”, puede revestirse o ampliar sus significados. -Crece en
el tiempo histórico humano sin perder su centro, que hace de él un objeto de
comunicación de una fuerza única. -Puede abarcarlo absolutamente todo en una
relación de armonías, su estructura interna explica su naturaleza compleja,
abierta y capaz de creación. -Produce manifestaciones expresivas materiales que
se corresponden con semiosis limitadas. -Se forma a partir de un primer acto
indicial que une un significado a un objeto material concreto. -Representa al
todo mediante un elemento parcial y autodefine su estructura limitada. – Es expresión
del profundo carácter del sí mismo humano. –Une aspectos contrarios o diversos
en una forma única.
El simbolismo del centro
es uno de los ejes de estructuración simbólica más potentes. Ejemplos: un
mandala (porque sigue proyecciones simétricas y armónicas), la rueda solar, una
cruz y la rueda. Las derivaciones simbólicas van abatiendo aspectos de la forma
circular con uno o varios ejes en el tiempo. Ejemplos: un árbol de navidad, un
templo, el cromelque de Stonehenge…
La personificación de un
dios griego en una piedra, tiene una capacidad de derivación simbólica enorme.
El culto estatuario simboliza a la existencia de una presencia divina, lo
transforma en un dios humanizado. La expresión de un símbolo es a la vez forma
y fondo de otras formas simbólicas, desarrolla una idea, sensaciones y
percepciones. El símbolo tiene la capacidad de absorber el contexto dentro de
las múltiples significaciones que envuelve.
El fenómeno de
sincronicidad se da cuando por ejemplo al visitar un templo sagrado se produce
un hecho trascendental de nuestra vida personal.
Lo que realmente unifica y
ordena grandes narraciones con los libros sagrados son sus cadenas metafóricas
y simbólicas, porque los símbolos permiten saltos estructurales que conectan
diversos niveles narrativos y semánticos. Los oficios y artes nos transmiten
conocimientos esenciales de la vida por muy actividad humilde que sea. Una
experiencia nueva puede hacernos recordar un viejo símbolo y viceversa, el
conocimiento de una cadena simbólica explicará y ordenará en su debida
importancia una experiencia cotidiana.
El producto de una energía
morfogenética une o liga al ser vivo con la tierra, suelo o paisaje en el que
vive. Esto genera unas formas de expresión que empiezan a derivar en el
simbolismo de la cultura. Las estructuras simbólicas
integran el inconsciente y el consciente humano. Los arquetipos son factores
dinámicos que se manifiestan en impulsos que tienden a cobrar muy diferentes
aspectos en distintos niveles de experiencia y de conciencia. Un mándala
expresa la capacidad creativa de un individuo y a la vez es un reflejo de la
estructura del Cosmos. El arquetipo y el símbolo representan al elemento propio
del espíritu que se identifica con la fuerza que encama al hombre y le supera. Los
símbolos hablan a través de su estructura, todos están enlazados
simbólicamente.
BIBLIOGRAFÍA
·
ELIADE, Mircea: Imágenes y símbolos,
Ensayos sobre el simbolismo mágico-religioso, Taurus, Madrid, 1989
·
ALADRO, Eva: La estructura de los símbolos
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