Comentario del libro "El político y el científico"


El hombre como político:
Aquí habla de la política de divisas de los Bancos, de la política de descuento del Reichsbank, de la política por la que se rige un sindicato durante una huelga, y se puede hablar del mismo modo de la política escolar de un país o de una ciudad, de la política que la presidencia de una asociación lleva en la dirección de esta, e incluso de la política de una esposa astuta que trata de manipular sutilmente a su marido.

Por política entenderemos solamente la dirección o la influencia sobre la trayectoria de una entidad política, aplicable en nuestro tiempo al Estado.
El Estado se define y fundamenta por el uso de la violencia, pues nos dice que sin la violencia en el Estado imperaría la anarquía; esto se convierte en un monopolio.
Max Weber nos afirma que toda persona que hace política aspira al poder; poder para obtener prestigio o como medio para conseguir un fin u objetivo.
Existen tres tipos de políticos: los políticos ocasionales, los semiprofesionales y los profesionales.
Para el autor existen tres tipos de fundamentos para el liderazgo: El carisma, la legalidad y la tradición.

Los líderes carismáticos son los que mueven a las masas, sólo por su gracia personal logran que las personas hagan lo que ellos dicen basados en la confianza que ellos inspiran.

Todo político tiene la necesidad de influencia sobre la prensa y de conexiones con ella.
Todas las éticas surgidas de las corrientes religiosas se han adaptado, de diferente manera, al hecho de que los seres humanos vivimos insertos en distintos ordenamiento.

El hombre como científico:
En Estados Unidos el joven que está estudiando una carrera de Ciencias, recibe un salario desde el principio. Sin embargo, es posible que llegue a ser destituido  si defrauda la confianza en él depositada.
Todo joven que sienta en sí el llamado del ejercicio de la profesión académica debe estar del todo consciente de que la tarea que le espera tiene dos vertientes por donde correr.
No debe bastarle haber sido calificado como sabio, es necesario que le vean atribuidas cualidades como profesor. Se da el caso de ser alguien un sabio excepcional y al mismo tiempo un catastrófico profesor.


El modo como funcionan nuestras universidades, en especial las de menor tamaño, es una lucha obstinada por reunir el mayor número de estudiantes en una competencia que raya en lo irrisorio. Hay quienes explotan el alquiler de habitaciones en las ciudades universitarias.
Es necesario que la exposición de las cuestiones científicas sean hechas de modo comprensible para las mentes no adiestradas en ellas, pero con capacidad suficiente. Lograrlo es una de las tareas pedagógicas más difíciles.

Entre la juventud cunde la idea de que en la actualidad la ciencia es ya sólo una cuestión de cálculo que se lleva a cabo en laboratorios o en archivos estadísticos, valiéndose de la inteligencia, sin poner el alma en algo, como un producto que se elabora en una fábrica.
En el terreno de la ciencia sólo posee personalidad quien se entrega pura y simplemente al servicio de una causa. Y esto no ocurre únicamente en el campo de la ciencia, pues no conocemos ningún artista realmente grande que haya hecho algo que no sea entregarse única y exclusivamente a su arte y sólo a él.

Cualquier logro de la ciencia implica nuevas cuestiones y tendrá que ser superado y envejecerá irremediablemente, al contrario que cualquier cosa relacionada con el arte.
Nadie cree que los conocimientos astronómicos, biológicos, físicos o químicos puedan proporcionarnos enseñanzas acerca del sentido de la existencia.

La ciencia carece de sentido, puesto que no tiene respuesta para las únicas cuestiones que nos importan, la de qué debemos hacer y cómo debemos vivir.

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