La financiación de Greenpeace
Greenpeace se
financia exclusivamente de las aportaciones de sus socios y no acepta
donaciones de gobiernos, partidos políticos o empresas.
Sus más de 100.000 socios y socias que son los que hacen posible el
trabajo de Greenpeace, las campañas, las acciones, los
programas de educación ambiental, la labor de comunicar los problemas del medio
ambiente y también, dentro de esto, sus posibles soluciones.
Para
garantizar su independencia, Greenpeace no acepta dinero de gobiernos o
empresas, por lo que tu aportación es muy
importante. Los socios de Greenpeace creen que el Planeta debe ser protegido de
manera urgente. Su misión es garantizar el futuro de la biodiversidad y del
medio ambiente, defendiéndolo de las continuas agresiones que lo amenazan.
Colaboras con una aportación periódica de manera continuada, te informan del trabajo que se está realizando a través de su revista trimestral en formato online.
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Greenpeace, funciona a través de tres
personalidades jurídicas:
Greenpeace Fund Inc, Greenpeace
Fund y Greenpeace Inc, que crean el Holding
GPUSA, con sede en la 702 de H Street, Nw, Suite 300, Washington DC 20001. En
cuanto a Greenpeace Fund, esta tiene como fin otorgar soporte financiero a las
distintas organizaciones de la ONG Greenpeace.
De este modo, Greenpeace
Fund se norma
bajo la ley de Fundaciones Privadas sin ánimo de lucro y deben presentar
anualmente de manera pública una contabilidad de donaciones recibidas, su uso y
estados financieros al día. La sección de la contabilidad que permite que las
empresas que donan puedan reducir impuestos, se llama “Return of
Organization Exempt From Income Tax”, y quedan estipulados IRS Form 990-PF.
Pero investigando, descubrimos que la realidad es otra a las que nos ha
contado Greenpeace, recibe donaciones de cuatro distintas empresas:
Familia Rockeffeler
La Familia Rockeffeler son propietarios de Exxon Mobil, una de las
compañías petroleras más importantes del planeta, además de ser propietarios de
Chevron, Sohio y el JP Morgan Chase entre otras compañías.
Si revisamos los IRS Form 990-PF, desde los años
2001 al 2008, este conglomerado donó a través del Rockeffeler Brothers Fund, un
total de US$ 1.100.000.
Turner Foundation Inc.
Turner Foundation es la sección sin fines de lucro de Robert Edward
Turner III, un multimillonario magnate de los medios de comunicación, dueño de
AOL Time Warner, que a su vez es dueño de canales internacionales como TNT,
CNN, Warner Bros, productoras como New Line Cinema, Warner Music Group, y en
Chile es dueño de CNN Chile y Chilevisión.
En un período de solo tres años (1996-2001) por
este medio se donó una cifra no menor de US$
1.390.000.
Charles Stewart Mott Foundation
Charles Stewart Mott fue un visionario líder industrial originario de
Michigan, que llegó a ser el socio original en la creación de la importante
General Motors Corporation. Esta compañía es una de las principales en la
producción de automóviles y camiones, con más de 9.025 millones de unidades
vendidas en el 2011, vendiendo marcas como Opel, Cadillac, GM, Daewoo, Buick y
Chevrolet.
La Fundación asociada a General Motors, financió a
la filial rusa de Greenpeace – la Stichting Greenpeace Council – en 2002, con
una suma de US$
49.000 . Ese mismo año, la General Motors entraba al
mercado ruso de automóviles de la mano de la marca AvtoVaz.
Getty Oil
J. Paul Getty, uno de los más importante magnates
de la industria petrolera, no solo fundó Getty Oil, sino también The Marisla
Foundation, un fondo para financiación en el ámbito del medioambiente y combate
contra la pobreza. Estos han sido los mismos que según los registros de las IRS
Form 990-PF, han donado desde el 2001 al 2008, una cifra de US$ 460.000.
Analizando esto, el
argumento de la protección y defensa del medioambiente no lo podrían defender cuando
son financiados por empresas que han ido en contra de esa misma misión
corporativa. La donación implicaría el manejo de una agenda o el
posicionamiento estratégico a través de Greenpeace.
Greenpeace hace
alarde de que posee experiencia y conocimientos en los campos de la energía
nuclear, los fenómenos atmosféricos, la química, la biología, ciencia militar y
economía. Además de que su capacidad en todos estos rubros le autorizan a dar
forma y posiblemente a administrar las políticas mundiales sobre el ambiente,
la economía, la industria, y cualquier otra actividad humana sobre el planeta. El
problema es que los resultados de muchas
de sus campañas han sido cualquier cosa menos un beneficio para la ciencia o la
humanidad.
· En 1988-1989,
mientras la atención mundial estaba estupidizada por el circo periodístico
formado alrededor del salvataje de dos ballenas grises cerca de Barrows, Alaska
se gastaron millones de dólares en dos ballenas, mientras millones de niños
morían de hambre en Ruanda, Etiopía, o cualquier lugar del Tercer Mundo. Greenpeace intensificó su campaña contra Islandia
y sus actividades balleneras. En esos momentos, Islandia estaba cumpliendo
estrictamente con los dictados de la
Comisión Ballenera Internacional comprada por Greenpeace, como
veremos después y estaba cazando algunas ballenas para investigación
científica. La presión que impuso Greenpeace sobre los compradores del
pescado de Islandia y el consabido boycott que siguió, casi provocó el
colapso del gobierno islandés, causó el desempleo en la industria pesquera del
país y amenazó los ingresos y la continuidad del Instituto de Investigaciones Marinas,
que busca preservar y expandir la misma población de ballenas que Greenpeace
estaba supuestamente tratando de "proteger".
· Greenpeace habla mucho de
su respeto por la sabiduría de los pueblos nativos, pero su ataque contra la
caza de focas en el norte de Canadá y Groenlandia dejó a miles de esos
"gentes nativas", los Inuit,
al borde de la miseria, viviendo de las pensiones del gobierno y con su pesca
disminuida por la gran sobrepoblación de focas. ¿Qué debemos pensar? La visión
que tiene Greenpeace de un mundo "más limpio y seguro"
¿incluye el cierre de fuentes de trabajo y desempleo masivo? En su celo por
atraer socios (y contribuciones en dinero) a su causa, Greenpeace hizo muchas y desinformantes
publicaciones, algunas de las cuales dicen quizás un poco más sobre sus
verdaderas intenciones.
Greenpeace ha
invertido millones de dólares, a partir del nombramiento en 1988 del geólogo Jeremy Legget como Primer Director de Ciencia para
legitimar sus declaraciones ecológicas apocalípticas. La cantidad de dinero que
realmente se invierte en estudios científicos, sin embargo, permanece en
secreto. Hay acusaciones de que en este campo, el dinero proveniente de las
donaciones también ha sido desviado.
Greenpeace USA
comisionó recientemente al experto forestal Randal
O'Toole para elaborar un informe
sobre la industria de la madera en los EEUU. Después de un muy exhaustivo
estudio, O'Toole llegó a la conclusión de que
eliminando los subsidios gubernamentales al Servicio Forestal de los EEUU y
permitiendo que cobrase tasas por actividades de recreación y turismo, el
Servicio estaría menos inclinado a sobrecortar árboles, y se podría alcanzar
una industrialización forestal "sustentable".
Greenpeace USA recaudó en 1990 u$s 64 millones, de
los cuales, el 60% provenían de las 43 millones de cartas enviadas por Craver, Mathews, etc. Hoy, Greenpeace recauda más de 1 millón de dólares
diarios por débito directo a sus "simpatizantes".
De acuerdo a Dodds, el "mailing" o
campaña de envío de cartas tiene éxito si apenas consigue recuperar los
costos.. Digamos que Greenpeace envía 1 millón de circulares pidiendo
"colaboración" para salvar a las ballenas y recibe como
respuesta cheques del 1,6%, o sean 16.000 personas. Con una donación promedio
de u$s 25, el ingreso representa unos u$s 400 mil. El arte, impresión y
producción pueden costar unos u$s 250.000 y el alquiler de la lista de correo
(la dirección de los potenciales donantes) vale $ 65.000.
En lo que a
dinero en efectivo se refiere, Greenpeace ha salido a mano, por el momento. La
organización tiene ahora la dirección y la buena voluntad de 16.000 nuevos
creyentes que responderán al gasto del próximo mailing con una tasa de retorno
del 50%, no del 1.6%. Con la repetición de este mecanismo, el dinero continúa
ingresando y puede ser usado para los “programas” de Greenpeace.
Hace
treinta años, Patrick Moore, el
director de la organización Forest Alliance de la Columbia
Británica veía a Greenpeace como una institución similar a la Cruz Roja, dedicada a resolver problemas ecológicos a través de la
ciencia y la acción no guerrillera. Pero admite que había problemas desde el
comienzo: "Siempre nos
dimos cuenta de que había una corriente de anti-humanitarismo dentro de la
organización; miembros que creían que la gente es un cáncer sobre la faz de la Tierra." A medida de que Greenpeace abría más y más sucursales y se volvió
más y más militante en los '80, Moore vio el advenimiento de lo que llama el
"ecofascismo" e hizo lo que pudo para expulsar a los
misántropos los que aborrecen a la humanidad. Sus esfuerzos resultaron vanos: "Greenpeace ha perdido su
humanidad porque le ha vuelto la espalda a la gente y ha puesto al ambiente en
primer lugar."
El investigador privado Barry Clausen que
había sido contratado para infiltrarse en el grupo eco-terrorista Earth First! para exponer sus
actividades ilegales, terminó descubriendo las conexiones y el apoyo
financiero, legal y político que Greenpeace le prestaba y le presta aún a los
activistas de Earth First!. Clausen terminó su intenso año de infiltración
dentro de Earth First! publicando un libro titulado Walking on the Edge (Caminando en el Borde), publicado en
Abril de 1994. El mensaje de Clausenen
este libro es simple: "Los
ecologistas que encontré no tienen intereses terrenales, sólo una necesidad de
destruir. En los Estados Unidos han llegado ya al punto de la anarquía, y la Columbia Británica se dirige directo al sumidero con
todos nosotros." Earth
First! es una organización clandestina que está fuera de la ley.
Existe un
documental de una hora de duración que fue producido por un equipo de la TV-2, con la asistencia del
realizador cinematográfico Magnus
Gudmunsson. Comienza con un comentario hecho por el cofundador de Greenpeace, E. Bennet Metcalfe, un veterano
escritor de la Columbia
Británica, Canadá, que dice: "Por la forma en que comenzamos
entonces y la forma en que es ahora, me veo a menudo como una especie de Dr.
Frankenstein que creó un monstruo que ahora tiene vida propia."
El documental muestra al ex jefe de contadores de Greenpeace, Frans Kotte, que describe la existencia de cuentas de banco
privadas que contienen más de 20 millones de dólares de las contribuciones
públicas a las campañas de Greenpeace tales como Salven a las Selvas Lluviosas,
a la Capa de Ozono, y a las Ballenas. De acuerdo a Kotte, esas cuentas eran de compañías
"holding" secretas, accesibles solamente para los máximos dirigentes
de Greenpeace, especialmente por David McTaggart, el
nativo de Vancouver que ayudó a organizar a Greenpeace
International en 1979.
También se
documenta la manera con la que Greenpeace sobornó a funcionarios de gobiernos en la Comisión Ballenera Internacional durante la década del
80. El programa relata cómo Greenpeace y otros grupos ecologistas
establecieron un fondo de 5 millones de dólares para comprar los votos
suficientes y así asegurar que la
Comisión impusiera la prohibición
total a la caza comercial de la ballena.
Greenpeace otorga becas para
algunas investigaciones, pero no financia la investigación relacionada con la
eliminación y limpieza de residuos peligrosos, tóxicos o nucleares. Greenpeace
dice que su rol es el de prevenir la contaminación, y no el de limpiarla.
Parece que el encontrar las soluciones para estos problemas socava los
objetivos de Greenpeace de eliminar los procesos industriales
que generan residuos o provocan "problemas de salud".
Algunos analistas dicen que sería suicida financiar investigaciones que harían
desaparecer los motivos de ser de Greenpeace y, sobre todo, las excusas para sus
campañas de recaudación. Greenpeace no está por la eliminación de los
residuos tóxicos está por
la eliminación de la industria.
En su literatura
destinada a recaudar fondos, Greenpeace cita con frecuencia al Mahatma Ghandi y a su retórica de la no
violencia. Pero Ghandi creía
apasionadamente que los buenos fines no justifican medios malévolos. La devoción
de Greenpeace a este ideal es, sin embargo,
sumamente cuestionable, vistos sus numerosos antecedentes. Su apoyo a
organizaciones de "terroristas ecológicos" como el citando antes, Earth First!, cuyo fundador, Michael Roselle, además de
estar hoy en la lista de sueldos de Greenpeace, vigilado por la Interpol,
ha pedido del gobierno Noruego, por minar a un ballenero noruego anclado en el
puerto. Estos eco-terroristas se hicieron famosos por introducir gruesas púas
de acero en los troncos de árboles, que provocaban espantosas e invalidantes
heridas en los trabajadores de los aserraderos.
Greenpeace presionó en 1986 a la Universidad de Florida para que echaran de su puesto al biólogo
marino Richard Lambersten,
por la ofensa de realizar investigaciones que requerían muestras de tejidos de
órganos de las ballenas. Greenpeace decidió que esas investigaciones no
eran "científicamente útiles" e hizo la absurda acusación que Lambersten sólo era
una cubierta para los balleneros comerciales. Lambersten,
actualmente en el Woods Hole Oceanographic
Institution, dice que su investigación estaba dirigida a identificar
enfermedades de las ballenas y descubrir sus posibles curas. De acuerdo a Lambersten, las tácticas usadas por Greenpeace para
conseguir su expulsión de la Universidad incluían la invasión del campus universitario con
militantes en protesta y sobrevolar los estadios de fútbol con aviones que
arrastraban el mensaje: "Universidad
de Florida: ¡Paren de Matar Ballenas!"
En
Diciembre de 1988, el líder ruso Gorbachov dio un discurso en las Naciones Unidas
sobre "la seguridad ecológica internacional", y mostró
su bendición a todas las organizaciones ecologistas internacionales a quienes
los soviéticos han ayudado económicamente con largueza, como una manera rápida
de conseguir la desindustrialización de Occidente. Un ejemplo de ello es la
canalización de fondos soviéticos al antinuclear Partido Verde alemán.
El
folleto titulado: "El Paraíso Perdido - Cuenta
Regresiva para la Destrucción"
dice que la Tierra tiene 4.600 millones de años, pero que
para hacer esto más comprensible, podemos comparar a la Tierra con una persona de 46 años de edad.
Después de pasar por la aparición de los dinosaurios, los mamíferos y la última
glaciación, el folleto declara:
“El Hombre Moderno ha estado sobre el planeta unas cuatro horas. Durante
la última hora, descubrió la agricultura. La revolución industrial comenzó hace
apenas un minuto. Durante esos sesenta segundos, el Hombre convirtió en basura
al Paraíso. Ha multiplicado a sus miembros a proporciones de plaga, provocado
la extinción de 500 especies de animales, saqueado al planeta en busca de
combustible y ahora se yergue, como una bestial criatura, regodeándose con su
meteórico ascenso, al borde de una guerra que terminará con todas las guerras,
y acabará efectivamente destruyendo este oasis de vida en el sistema
solar."
Si el Hombre es,
según Greenpeace,
un bruto muy poco atractivo cuyo número constituye una plaga sobre la faz de la Tierra, entonces se supone que tal
infortunada especie debe ser drásticamente reducida. Lo que Greenpeace dice al
respecto de este delicado tema (genocidio) está muy hábilmente disfrazado con
el ropaje de la preocupación por el destino de la Humanidad. Sin embargo, es posible descubrir en los
argumentos de su filosofía el camino a sus intenciones: la reducción de la
especie humana.
· Greenpeace, la supuesta conciencia mediombiental del mundo, hizo
una campaña contra la cremación de cadáveres en Ontario, Canadá, porque deliran
que el hombre está tan contaminado que esto afectaría a la atmósfera.
· Greenpeace es una organización mundial cuyas
filiales debe pagar a Greenpeace Internacional, en Ámsterdam el 26% de sus
recaudaciones para poder usar el nombre “greenpeace.” Es una marca comercial
registrada. También les paga a sus filiales en el exterior un cánon determinado
por el “centimil” o
el minuto de aire de TV donde figura el logotipo de la empresa. El “centimil”
es la medida usada en periodismo gráfico y se basa en el ancho de una columna
de periódico o revista, por el largo de la columna co la noticia sobre las
andanzas de los activistas.
· Bob Hunter, confundador, era fumador
empedernido y alcohólico, pero luchaba contra la contaminación.
Sorprendentemente se afilió en 2001 a un partido derechista canadiense el
Partido Liberal de Ontario, al que siempre había criticado. Abandonó la secta
montando la suya propia: The Bob Hunter Fundation. Su obra On the Sky ha sido acusada de rozar la pedofilia.
· “No importa cuál sea la verdad, lo único que
importa es aquello que la gente crea que es la verdad”: declaró Paul Watson ,
cofundador, que se fue y montó también su propia secta-ONG, The Sea Shepherd
Conservation Society, también acusada de banda terrorista y pirata por The Sydney Morning Herald,
2007-02-09. Ahora define a Greenpeace como “las chicas de Avon del movimiento
medioambiental” (Heller, National Geographic, 2007).
· Tiene 5 millones de miembros o 3 según otras fuentes, con lo que
recaudarían de 160 millones a 480 millones de $ al año, o bien el doble o el
triple de $ anuales (en torno la mitad de lo que gana el Banco Santander).
Cuentan con oficinas en 24 países (que reciben más fondos si hacen ruido
mediático), voluntarios que no cobran y sueldos millonarios para los que se
encadenan. Por ello les va el sueldo en defender sus ideas fanáticas.
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